Los niños no necesitan ser los mejores, deben ser felices
- GuiaSaludRD.com
- 7 sept 2021
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Actualizado: 29 sept 2021

A veces nos obsesionamos con la idea de que nuestros hijos sean perfectos, que sean los mejores, y les arrebatamos cualquier rastro de felicidad.
En ocasiones, los padres depositan sobre sus hijos algunas expectativas que entorpecen su proceso de desarrollo intelectual, su crecimiento y la exploración personal que les permite tener confianza en sí mismos. Son incontables las veces en las que hemos visto que mamás y papás indican que el éxito es el único camino para ser felices, cuando realmente, esto representa un mapa limitado que causará frustración, tristeza y miedo.
Encontrar la felicidad puede ser algo más sencillo para los niños si no ponemos sobre su espalda una carga de nuestros deseos, presiones y de lo que creemos que “será lo mejor” para ellos. De hecho, algunos adultos suelen fallar cuando están seguros de que algún día sus hijos les agradecerán lo exigentes que llegaron a ser.
No obstante, lo único seguro es que las expectativas y deseos de que un niño sea “el mejor”, solo hará que crezca inseguro, infeliz, intolerante a sus propios errores y con baja autoestima. Veamos de cerca cómo ocurre esto y aprendamos a manejar este tipo de situaciones para que nuestros hijos sean, antes que todo, felices.
Consecuencias de impulsar a un niño directo al éxito
Como mamás y papás, tomamos decisiones y hacemos esfuerzos que tienen como objetivo generar el bienestar de nuestros hijos. Sin embargo, debemos conocer los límites para evitar imponer modelos e ideales de vida sobre los niños y, sobre todo, tenemos que dejar de cometer el error de compararlos con otros.
Sí, que los pequeños estén preparados para enfrentarse a la vida es algo que todos los padres queremos, pero restringir sus metas al único logro de ser exitosos solo servirá para cortar sus alas, trazará un límite y nunca les daremos la posibilidad de demostrar que pueden hacer otra cosa y obtener mejores resultados de los que esperábamos.
En definitiva, si no les enseñamos que la felicidad está en los pequeños detalles y en ser auténticos, llegarán a ser adultos con muchas frustraciones, presiones e, incluso, con poco conocimiento sobre sus propios gustos. Existe una larga lista de consecuencias que se pueden resumir en 4 efectos negativos.
1. Interferimos en su desenvolvimiento
Cuando nos enfocamos en empujar a un niño a “ser el mejor” según nuestros propios ideales, le arrebatamos la posibilidad de conocer y desarrollar sus propias habilidades. Por ejemplo, quizás tú quieres que él juegue al fútbol mientras que su verdadero talento es la pintura o la actuación, pero si nunca le das la oportunidad de explorar por distintos campos, no lo descubrirá.
En este sentido, solo pondrás obstáculos que impedirán que se desenvuelva de acuerdo a sus capacidades, que sea autónomo y que descubra su verdadera forma de ser feliz y exitoso.
2. No les permitiremos disfrutar de su infancia
Si le exigimos a un niño o niña que sean los mejores en cualquier lugar, no les daremos espacio para que vivan cada una de sus etapas con diversión, creatividad y curiosidad. Recuerda que durante la infancia, como en cualquier periodo de la vida adulta, se aprende y se disfruta más cuando hay libertad, relajación y alegría. Por eso, es importante eliminar las presiones que ejercemos para que actúen como queremos.
3. Perderán su autoestima y motivación
Si planteamos que el éxito es la meta y no les enseñamos a disfrutar del camino, los niños harán todo por conseguir buenos resultados sin conocer los beneficios que pudieron haber sacado de ser conscientes del trayecto.
Asimismo, es probable que al llegar a la meta no encuentren satisfacción, pues les habremos sembrado una semilla de perfeccionismo que creará inconformidad con su desempeño y nunca se sentirán como lo suficiente para festejar sus logros.
4. Tendrán miedo a fracasar
Tener temor a fracasar nos traza una serie de límites con los que no podemos avanzar. Así, se pueden arraigar a una baja autoestima y no se sentirán capaces de conseguir lo que quieren. En conclusión, un niño con miedo al fracaso será un adulto ansioso, autoexigente e inseguro.
Lo que debes transmitirle a tu hijo
Antes de ser los mejores, los niños deben y merecen ser felices. Por eso los debemos tratar con amor, depositar nuestra confianza en ellos y tenemos que motivarlos a divertirse y explorar el mundo sin límites. Estos son algunos puntos que no debes olvidar:
Recuérdale a tu hijo que lo amas y que no importa si le gusta algo distinto a ti, tú lo respetarás y apoyarás si eso lo hace feliz.
Aclara que a pesar de sus equivocaciones y errores, tú estarás a su lado para quererlo y que nada cambiará tus sentimientos hacia él.
Promueve que se divierta, que explore y que juegue con otros niños, solo así desarrollará habilidades sociales y destrezas que le garantizarán un futuro con confianza en sí mismo y sin temores.
Enséñale que tiene derechos y deberes, y que merece el mismo respeto que los demás.
Los niños merecen ser felices
Darle amor a tu hijo y hacerle saber que está con alguien que lo apoya, acepta y cuida, es el primer paso para garantizar su felicidad. Como padres, debemos aceptar la esencia de nuestros hijos sin tratar de hacerlos cambiar; recuerda que la infancia es la primera de las etapas de autodescubrimiento y ponerle etiquetas no generará un ambiente sano y feliz para ellos.




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